martes, 9 de marzo de 2010

A veces pasa...

A veces pasa, no siempre pero pasa que el mejor beso no es el más largo, el de mejor ritmo, el más intenso o el apasionado. El mejor beso es el que te dan cuando necesitas uno, cuando quieres uno, así sea a la carrera.

A veces pasa, no siempre pero pasa que por concentrarnos en lo demorado del camino y sus obstáculos, olvidamos que vale más cumplir la ruta que maldecir durante el trayecto, pues la recompensa es y será mayor a la dificultad vivida. De no ser así, ¿para qué vas?

A veces pasa, no siempre pero pasa que la luz no viene de la lámpara o la vela,
sino del brillo de un anhelo y la esperanza de una vida mejor, de una lucha por dar, de las batallas por ganar. De la superación de la nostalgia mientras se apaga la memoria de un pasado que no volverá.

A veces pasa, no siempre pero pasa que la mano aliada que necesitas para ganar una batalla es la misma mano que te llevó a perder la guerra.

A veces pasa, no siempre pero pasa que el carcelero de nuestros días no es otro que tú mismo, con la llave colgada del cuello y el candado, pesado, amarrando tu alma.

A veces pasa, no siempre pero pasa que el mejor momento para festejar es cuando recibes un regalo justo cuando no es tu cumpleaños y ese regalo va desde una sonrisa hasta un abrazo. Nada como una buena amistad, una de verdad.

A veces pasa, no siempre pero pasa que lo que es una verdadera tormenta es la idea que tenemos en nuestra cabeza de lo que es un simple chaparrón.
A veces pasa, no siempre pero pasa que nunca sabremos que pudo pasar si no enfrentamos ese reto, el vencernos a nosotros mismos antes de vencer a la realidad.

A veces pasa, no siempre pero pasa que pareciera que los actos de la naturaleza no tuvieran mayor motivo o preparación, pero ella es sabia y todo tiene una razón y un sentido, como todo en la vida.

A veces pasa, no siempre pero pasa, que se vale soñar.
(G.S. Salcedo)