La  niña rubia, que ya estaba empezando a pactar con la realidad y a  enterarse de que las cosas que traen cuenta para unos no la traen para  otros, se sentó sin decir nada más y apuntó en su cuaderno: “Logaritmo:  palabra sin ritmo y sin alas. No trae cuenta.”
Carmen Martín Gaite, Nubosidad variable