El corazón delator - Edgar Allan Poe
Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me
ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía
percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados
y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era
cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa
sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más
clara... hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se
producía dentro de mis oídos.
El corazón delator - Edgar Allan Poe