jueves, 1 de julio de 2010

Joaquín Sabina

Benditas sean las raras excepciones, los labios que aprovechan los rincones, más olvidados, más inolvidables. Malditos sean los justos, los sumisos, los que para mear piden permiso, los súbditos del dios de la certeza, los canallas que nunca han roto un plato. Maldita sea la voz de la experiencia, la pipa de la paz con la conciencia. Malditos sean los hijos de mamita, los chivatos, la letra pequeñita del contrato.

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Que el maquillaje no apague tu risa, que el equipaje no lastre tus alas, que el calendario no venga con prisas, que gane el quiero la guerra del puedo. Que el fin del mundo te pille bailando, que nunca sepas ni cómo ni cuándo. Que las verdades no tengan complejos, que las mentiras parezcan mentira. Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena, que no te duerman con cuentos de hadas.