lunes, 31 de octubre de 2011

Historia del corazón - Vicente Aleixandre

Yo las oí. Sonaban como las demás. Daban el mismo sonido.
Las decían los mismos labios, que hacían el mismo movimiento.
Pero no se las podía oir igual. Porque significan: las palabras significan.
Ay, si las palabras fuesen sólo un suave sonido,
y cerrando los ojos se las pudiese escuchar en el sueño...
Y las oí. Y su sonido final fue como el de una llave que se cierra. Como un portazo. Las oí, y quedé mudo. Y oí los pasos que se alejaron.
 
Vicente Aleixandre (Historia del corazón)