miércoles, 31 de octubre de 2012

Carrie - Stephen King


"Carrie White come mierda".
 

Los gritos, los ecos y el ruido subterráneo del chapoteo del agua de las duchas sobre las baldosas llenaban el vestuario. Las muchachas habían estado jugando a voleibol durante la primera hora, y había algo apremiante en su ligero sudor matutino. Se estiraban y retorcían bajo el agua caliente, chillando, lanzando agua y pasándose de mano en mano las barras de jabón blan
co.
Carrie se hallaba en medio de ellas, impasible, una rana entre los cisnes. Era una muchacha fornida, con granos en el cuello, la espalda y las nalgas. Su cabello mojado no parecía tener color alguno: se pegaba a su rostro con una obstinación empapada y abatida.
Estaba allí parada, con la cabeza ligeramente inclinada, dejando que el agua se precipitara sobre su cuerpo y cayera al suelo. Parecía la típica cabeza de turco, el perpetuo blanco de las bromas, la chica capaz de tragarse las historias más increíbles, el objeto de todas las malas jugadas. Y realmente lo era.
 
 Carrie - Stephen King